viernes, 11 de diciembre de 2009

Ética posmoderna (de Zygmunt Bauman)

En la posmodernidad, el comportamiento ético correcto, antes único e indivisible, comienza a evaluarse como «razonable desde el punto de vista económico», «estéticamente agradable», «moralmente adecuado». Las acciones pueden ser correctas en un sentido y equivocadas en otro. ¿Qué acción debería medirse conforme a un criterio determinado? Y si se aplican diversos criterios, ¿cuál deberá tener prioridad?




La «agenda moral» de nuestros días abunda en asuntos que los estudiosos de temas éticos del pasado apenas tocaron, ya que entonces no se articulaban como parte de la experiencia humana. Basta mencionar, en el plano de la vida cotidiana, los diversos problemas morales que surgen de las novedosas relaciones de pareja, sexualidad y relaciones familiares, notorias por su indeterminación institucional, flexibilidad y fragilidad; o bien la gran cantidad de «tradiciones» que sobreviven, han resucitado o se inventaron, para disputarse la lealtad de los individuos y reclamar autoridad para guiar la conducta. Y, en el trasfondo, el contexto global de la vida contemporánea presenta riesgos de una magnitud insospechada, en verdad catastrófica: genocidios, invasiones, «guerras justas», fundamentalismo de mercado, pogromos, terror de estado o de credo.

¿Cuál es tu opinión al respecto?

jueves, 10 de diciembre de 2009

martes, 8 de diciembre de 2009

sábado, 26 de septiembre de 2009

HABLEMOS DE LOS VALORES


Les damos la bienvenida a este espacio dedicado a la reflexión. En esta ocasión le hablaremos a grandes rasgos y con la esperanza de no aburrirlos, sobre el tema de los valores; palabra que desgraciadamente y con el tiempo se ha ido modificando u olvidando, sobre todo en el mundo actual en que vivimos y nos desarrollamos.
Para comenzar, nos refrescaremos un poco la memoria recordando que son los valores y para que nos sirven. La palabra valor proviene del lenguaje económico; las monedas por ejemplo tienen un determinado valor asi como los productos tienen un precio o valor, estos elementos cuanto más apreciados son, más valor tienen. Un fragmento de plata o de oro tiene un valor sólo cuando los humanos se lo damos; de un modo parecido, cuando un objeto o una acción es muy apreciado decimos que es valioso.
Los valores aunque no lo creamos son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y a cada grupo social; es una cualidad, una propiedad o una característica que, atribuida a acciones, personas u objetos, justifica una actitud positiva y preferencial de ellos. Al valorar tal vez se caiga un poco en describir, sin embargo cuando describimos estamos diciendo como es, es decir haciendo juicios de hechos, y en cambio cuando valoramos hacemos juicios de valores.
Describir y valorar son dos cosas distintas y la diferencia nos muestra los dos mundos en los cuales nos movemos todo ser humano: el mundo de lo que es y el mundo de lo que debería ser. Lo que debería ser es aquello deseable y bueno que consideremos un valor.

¿Para qué sirven los valores?


Cuando el mar estaba en tormenta, los antiguos marinos para no perder la dirección hacia la que se dirigían, utilizaban las estrellas para guiarse. La brújula podía fallar, pero las estrellas, no.
Los valores son como las estrellas, nos guían a través de las tormentas de la vida y nos permiten ir en la dirección correcta. El valor más importante es el amor.
También, si sigues estrellas incorrectas, puedes llegar al destino equivocado. Es cuando escoges ser deshonesto, mentiroso o no perdonar.
Guiar tu vida de acuerdo a los valores adecuados te dará paz y calma. Te permite anclarte emocionalmente, cuando las cosas se ven inciertas en tu vida.
La agencia de publicidad Leo Burnett tiene como logo, una mano intentando alcanzar una estrella. Su dueño, decía que no importaba si nunca podían alcanzarlas “cuando menos, nunca nos enlodaremos las manos”.
¿El mundo está de cabeza? Qué importa. Apunta tu mano hacia las estrellas. Cuando menos, no se te enlodarán las manos.

Educación en crisis


La educación en valores debería ser una política de Estado para afianzar en los futuros ciudadanos: la tolerancia, el respeto, la solidaridad, a fin de facilitar la convivencia en las sociedades plurales y multiétnicas.

Pero, es muy difícil en los tiempos de crisis, rescatar algunos de ellos, sobre todo cuando las escuelas han perdido, en una gran proporción su rol de socializadoras y se han convertido básicamente en comedores-escuela. La crisis general del país y, del sistema educativo se ha incrementado por la falta de educación en valores, que a su vez realimenta el camino hacia una mayor crisis. Es hora de analizar y repensar en la distorsión de las funciones básicas de la escuela y en la alteración de los roles de los actores: hay que cambiar el paradigma educativo.