Por supuesto que sería provechoso y necesario tener un código de ética docente, ya que el mismo dotaría a los profesionales de la educación, en su autonomía y libertad de acción, de un compromiso con el bien, asumido, explícito y publicado.
Yo creo que respecto a la legalidad del mismo, no podríamos hablar de una regulación jurídica, porque la profesión docente es compleja y difícilmente delimitable, por lo tanto lo ético y lo jurídico, no son plenamente coincidentes. Por otra parte, si nos basamos en las actitudes y valores que sustentan las prácticas docentes, se hace necesaria una autorregulación ética, por ejemplo, por medio de un código deontológico docente libremente aceptado.
A gran escala, los objetivos básicos, del profesional de la educación, son la permanente búsqueda de lo verdadero y válido para el hombre y la continua promoción de los principios democráticos a partir de una buena convivencia y como base para ella. Teniendo esto como fin último, de aquí se pueden desprender distintos códigos sobre su accionar.
Dejame agregarte algo, la preocupación por nuestro perfeccionamiento profesional, en todo momento. No debemos olvidarnos nunca de seguir aprendiendo, y con esto me refiero a la permanente capacitación por un lado, y por otro a escuchar y aprender de nuestros alumnos. Todo esto debe estar garantizado por la libertad de aprender, la libertad de enseñar, y como dice la Ley de Educación Nacional en su artículo 13, sobre inclusión educativa, la igualdad de oportunidades para todos.
Yo opino que un código deontológico docente, necesariamente debe estar dividido en aquellos ámbitos donde el docente le da forma a su accionar educativo y con los cuales mantiene un compromiso. Seguramente el más importante de ellos sería el ámbito de la relación docente-alumno, pero, ¿cuáles más les parece que se pueden incluir?
Bueno, los otros ámbitos podrían ser: La relación con los padres y/o tutores de los alumnos; el de la profesión misma; la relación con los otros docentes; el de la institución; y el social. Pero coincido con vos, en cuanto que el ámbito principal, y base de la deontología de los profesionales de la educación, es el alumno.
Sería muy bueno crear un código de ética docente ya que ¿qué se considera ético hoy? ¿Es lo legal?, porque un código de ética docente no existe.
ResponderEliminarPor supuesto que sería provechoso y necesario tener un código de ética docente, ya que el mismo dotaría a los profesionales de la educación, en su autonomía y libertad de acción, de un compromiso con el bien, asumido, explícito y publicado.
ResponderEliminarYo creo que respecto a la legalidad del mismo, no podríamos hablar de una regulación jurídica, porque la profesión docente es compleja y difícilmente delimitable, por lo tanto lo ético y lo jurídico, no son plenamente coincidentes. Por otra parte, si nos basamos en las actitudes y valores que sustentan las prácticas docentes, se hace necesaria una autorregulación ética, por ejemplo, por medio de un código deontológico docente libremente aceptado.
ResponderEliminarA gran escala, los objetivos básicos, del profesional de la educación, son la permanente búsqueda de lo verdadero y válido para el hombre y la continua promoción de los principios democráticos a partir de una buena convivencia y como base para ella.
ResponderEliminarTeniendo esto como fin último, de aquí se pueden desprender distintos códigos sobre su accionar.
Dejame agregarte algo, la preocupación por nuestro perfeccionamiento profesional, en todo momento. No debemos olvidarnos nunca de seguir aprendiendo, y con esto me refiero a la permanente capacitación por un lado, y por otro a escuchar y aprender de nuestros alumnos.
ResponderEliminarTodo esto debe estar garantizado por la libertad de aprender, la libertad de enseñar, y como dice la Ley de Educación Nacional en su artículo 13, sobre inclusión educativa, la igualdad de oportunidades para todos.
Yo opino que un código deontológico docente, necesariamente debe estar dividido en aquellos ámbitos donde el docente le da forma a su accionar educativo y con los cuales mantiene un compromiso. Seguramente el más importante de ellos sería el ámbito de la relación docente-alumno, pero, ¿cuáles más les parece que se pueden incluir?
ResponderEliminarBueno, los otros ámbitos podrían ser:
ResponderEliminarLa relación con los padres y/o tutores de los alumnos;
el de la profesión misma;
la relación con los otros docentes;
el de la institución;
y el social.
Pero coincido con vos, en cuanto que el ámbito principal, y base de la deontología de los profesionales de la educación, es el alumno.